Mayor registro y capacidades
Para mí La Vía de la Voz ha sido una herramienta fundamental para un reencuentro conmigo, un descubrimiento de dónde estaban mis bloqueos, mis problemas y mis soluciones a ellas, ha sido en definitiva un punto crucial de inflexión en mi vida y, evidentemente para bien sin ninguna duda.
Mi voz, mi sonido, mi resonancia es fiel reflejo de mi pauta en la vida, he obtenido mayor libertad de ser, mayor expresividad más amplitud de miras, y eso se traduce en una más cómoda colocación de mi voz, de mayor registro y capacidades antes impensables en mi mente lógica y racional
Antes mi voz no dejaba de ser un mero instrumento fonador, emisor de sonidos a través del cual se comunica uno siempre desde un plano material y lógico. Hoy mi voz me dice casi a cada momento, y en tiempo real, qué está pasando en mi cuerpo en mi mente y en mí en general, es otra voz, nada que ver… sí, se dirá que tímbricamente suena igual, acústicamente es la misma… fuera de mí, pero yo, dentro de mí, en mi oído interno que es donde la oigo, no la oigo ni la valoro de la misma manera y eso hace que NO sea igual, hay un gran cambio
El hecho de liberar mi voz ha supuesto descubrir que tenía problemas psicoemocionales, molestias que me impedían emerger a la superficie y que gracias a estos cambios se han ido recolocando en un plano de vista diferente, mejorando, en consecuencia mi calidad de ver la vida.
Me llevo del proceso la belleza del trabajo sutil, de una condición humana de quien lo imparte y un trabajo de un gran Maestro que, lejos de imponer criterios deja que uno mismo aprenda el camino. Me llevo la magia de descubrir “el poder sanador de la vibración de la vida en mi voz”, en mi garganta, en definitiva mi propio poder, me llevo haber cogido el timón de mi vida nuevamente y ser yo quien redirija mi barco hacia donde debe ser, no al rompeolas, no a la ilusión de lo irreal sino hacia el camino al que la vida nos va llevando cuando las velas del navío se abren en la dirección correcta.