El taller marcó un antes y un después
Siempre me encantó cantar y bailar, aunque ni la afinación ni el ritmo fueron nunca mis puntos fuertes. Así que desde bien pronto comencé a escuchar frases como “No cantes más que cantas muy mal”. Como es de imaginar no me llevaba muy bien con mi voz. La verdad no me reconocía en ella, no me gustaba su sonido, no transmitía lo que sentía, era como si no formase parte de mí. Siendo esta la relación con mi voz, obviamente mi comunicación no era muy buena.
El taller marcó un antes y un después, abriéndome las puertas a un nuevo mundo de sensaciones a través de la voz, el yoga, la música, el espíritu y el cuerpo. Aprendiendo a sentirme y a sentir lo que me rodea desde perspectivas distintas.
Durante el proceso de La Vía de la Voz he adquirido las herramientas necesarias para ir tejiendo una relación más sana con mi voz. Ahora la reconozco como parte de mí, cada vez me gusta más su tonalidad, la afinación ha mejorado y el sentido del ritmo también lo ha hecho. La comunicación ha pasado a tener para mí otro significado completamente distinto. Siento que, poco a poco, lo que soy, lo que siento y lo que digo se van pareciendo cada vez más.